[…] “en el caso imaginario de poder resistir a las fuerzas del Emperador de los franceses vendríamos a parar en guerras civiles sobre quién habría de reinar; o retrocederíamos al terrible tiempo de haber tantos reyes cuantas provincias, como al tiempo de la invasión sarracénica para eternizar el odio, y los sentimientos de unos españoles contra otros y las calamidades de todos […]
La experiencia de todos los tiempos ha enseñado que la multitud de tropas bisoñas, indisciplinadas y coecticias (1), se disipa luego que deja tres o cuatro mil hombres tendidos en el campo de batalla. La historia de los siglos modernos añade que sin llegar este caso basta el extremo terrible de los tiros de artillería para convertir en enjambres fugitivos de moscas los millares de paisanos presentados de repente al peligro de la muerte. […]
El traer a cuento para las ocurrencias del día las disputas de si Napoleón tiene o no justo título de nombrar un rey de su familia para España es otro error político que sólo puede influir para nuestras desgracias. ¿Cuál era el derecho de los cartagineses?,¿cuál el de los Romanos?, ¿cuál es el de los Godos?, ¿cuál es el nuestro mismo en las Américas?
La indagación única que nos interesa es la de si es o no es útil admitir la nueva dinastía francesa. […] Así como se creyó útil aliarnos en fines del siglo XV con la casa de Austria por ser entonces la más poderosa de Europa, y en principios del siglo XVIII con la de Borbón porque Luis XIV de Francia era el rey más grande de su tiempo, así también ahora nos conviene la casa de Napoleón porque su poder es el mayor del mundo conocido, y su protección es capaz de elevar nuestra monarquía al grado más alto de gloria, esplendor y grandeza”.
(1) 1. adj. Dicho de un cuerpo de tropa: Compuesto de gente nueva, sin disciplina y recogida de diferentes lugares.
G. Dyfour, Los afrancesados
Análisis del texto y cuestiones
1. Clasificación del texto: naturaleza, autor y circunstancias en las que fue escrito
2. Análisis de las ideas principales y secundarias
1.-Clasificación del texto
Naturaleza. El texto propiamente es una carta de J. A. Llorente, clérigo afrancesado, fechada el 4 de junio de 1808, por tanto es una fuente primaria, si bien está recogido en un libro “Los afrancesados” del autor G. Dyfour, que al manipular o recoger las fuentes para su estudio, produce una fuente secundaria. El carácter del texto es epistolar (una carta) privada y confidencial. El contenido recoge las reflexiones personales sobre su postura de apoyo a José I como rey de España.
El autor de la carta, Juan Antonio Llorente, fue un eclesiástico e historiador español. Hombre culto e ilustrado, fue comisario de la Inquisición en Logroño, alcanzando la Secretaría General de la institución en 1789. Inició un proyecto de reforma del Santo Tribunal en un momento difícil, ya que fue en estas fechas cuando la Inquisición se empleó por parte del gobierno para depurar las influencias procedentes de Francia, que había vivido su revolución pocos años antes. Con José Bonaparte fue nombrado Archivero e Historiador del Santo Oficio, iniciando su estudio histórico que vería la luz en Francia años después (Historia de la Inquisición española -1817). El “rey intruso” le otorgó el cargo de consejero de Estado. También es autor de Memoria para la historia de la revolución española (1814-16).
Circunstancias en las que fue escrito. España el año 1808: presencia de tropas francesas, intrigas palatinas, Motín de Aranjuez, Abdicación de Carlos IV y Abdicaciones de Bayona, Estatuto de Bayona, acontecimientos del mayo madrileño de 1808, etc. La sociedad española, y el remitente de la carta, se cuestiona y establece posturas ante la situación generada por la ocupación francesa del territorio peninsular y ante el cambio de dinastía, forzado por Napoleón al imponer como rey de España a su hermano, José Bonaparte.
2.- Análisis de las ideas principales y secundarias
La idea principal de texto, expuesta a modo de conclusión, es el posicionamiento del remitente de la carta a favor de la nueva dinastía Bonaparte en razón de la utilidad que para la grandeza y esplendor de España tiene la vinculación a la Francia napoleónica y la protección del emperador de los franceses. En resumen, Llorente es uno de esos intelectuales españoles herederos de la Ilustración española, que veían en la nueva dinastía una oportunidad para realizar reformas políticas y sociales frente al Antiguo Régimen.
El autor utiliza argumentos para afirmar su postura: primero, rechaza resistir a Napoleón porque llevaría a guerras civiles y porque sería inútil oponerse a él por la inferioridad de las tropas españolas. Y segundo, rechaza como error político el argumento sobre la legitimidad de Napoleón para dar a España un rey de su familia, porque lo que de verdad interesa es el progreso del país que se adquiriría aliándose con el más fuerte, en este caso Napoleón.
El autor utiliza argumentos para afirmar su postura: primero, rechaza resistir a Napoleón porque llevaría a guerras civiles y porque sería inútil oponerse a él por la inferioridad de las tropas españolas. Y segundo, rechaza como error político el argumento sobre la legitimidad de Napoleón para dar a España un rey de su familia, porque lo que de verdad interesa es el progreso del país que se adquiriría aliándose con el más fuerte, en este caso Napoleón.