06.11.12 - 00:16 -MIGUEL LORENCI | MADRID.
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... Con su esplendor recuperado... el
Prado lo expone por primera vez en la ampliación de Moneo junto a
los otros dos 'Bautistas' de Tiziano que conservan el Monasterio de
San Lorenzo de El Escorial y la Galería de la Academia de Venecia.
Se pueden ver juntos hasta febrero del año próximo en la sala D del
edificio de los Jerónimos, en el marco de una pequeña exposición
de contexto que incluye las tres versiones ticianescas de San Juan.
La pieza llegó en 1872 al Prado
catalogada como «anónimo madrileño del siglo XVII». Con esta
etiqueta fue enviado catorce años después a la iglesia parroquial
de Nuestra Señora del Carmen en Cantoria. Allí durmió el sueño de
los justos durante 121 años y fue deteriorándose hasta caer en un
estado poco menos que comatoso.
Miguel Falomir, conservador del Prado y jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa del
Prado, reconoce que su «valor documental es superior al valor
estético», ya que permite desvelar en detalle la manera de trabajar
del maestro veneciano.
(La obra) «Soportó una potente fuente de calor
que acabó con los pigmentos más oscuros y generó desgaste en la
superficie», explicó Falomir, que ha documentado cómo la pintura
estuvo a punto de ser quemada por la milicia republicana durante la
Guerra Civil. «Sabemos que estuvo en una pira en la plaza del pueblo
hecha con las seis pinturas del Prado que tenía en depósito. Solo
se salvaron dos», explica el conservador.
Corroboran la autoría de Tiziano
características técnicas como la preparación de albayalde con
adición de carbonato cálcico, y la similitud del paisaje con los de
otras obras de Tiziano de principios de la década de 1550. Unas
circunstancias que permiten datar el cuadro hacia 1555.
Fue la «magnífica» restauración de
Clara Quintanilla la que permitió «recuperar la legibilidad de la
composición al restablecer el equilibrio de la figura con su entorno
y, en las áreas menos dañadas -celaje y paisaje-, apreciar la
grandeza y sutilidad del arte de Tiziano», según Falomir. El taller
del Prado realizó «una intervención extraordinaria para deshacer
todo lo mal hecho sobre una pintura objeto de una restauración
agresiva, con 12 o 13 niveles de pintura». Se han retirado en lo
posible los repintes y se han reintegrado las pérdidas.
La importancia de la atribución radica
en que estamos ante una de las composiciones religiosas de Tiziano
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